Pasando muy por encima el primer partido adulterado de la temporada en Barcelona, comenzaba el partido en El Madrigal bajo un gran cartel: Illarra volvía tras su primera y única aparición en pretemporada, y, sobre todo, Gareth Bale se enfundaba la elástica en su debut oficial con el club blanco tras dos largos meses para él. En frente, un Villarreal con pleno de victorias hasta el momento que parece no haber cambiado su estilo alegre y combinativo de unos pocos años atrás, aunque conserve hoy el bloque de jugadores que consiguió el ascenso a la primera división. No sé si fue el virus FIFA, o la falta de actitud, pero la intensidad brilló por su ausencia en muy largos periodos de tiempo. A excepción de Carvajal (que hizo lo que pudo, con nota) y de Diego López (simplemente inconmensurable), la defensa, lenta, imprecisa y desconcentrada dió alas al Villarreal, siendo cada una de sus posesiones una ocasión manifiesta de gol. Tácticamente, Illarramendi se ha movido como ha podido por la medular, con Modric e Isco demasiado poco volcados en tareas recuperadoras. No tener un delantero centro nato y de garantías es un hándicap que, esperemos, se corrija o se maquille lo antes posible.
Cani abrió la lata en el minuto 20 advirtiendo del empanamiento general. No vimos un dominio aplastante de los amarillos, pero sí a un Madrid incómodo cuando el Villarreal acechaba el área, y sin saber qué hacer muy bien cuando teníamos la posesión. El empate llegó en una buena jugada de Carvajal, que puso en bandeja el estreno goleador de Gareth siendo esto lo mejor de la noche.
Siguiendo sin dar una buena imagen, Cristiano volteó el resultado tras el parón en gol en que la suerte tuvo una importancia capital. Este 1-2 duró poco, pues Gio, tras un paradón de Diego, que tocó también su disparo, puso las tablas definitivas que materializan el primer pinchazo de la temporada.
Afortunada o desafortunadamente, esto del fútbol no da un respiro y el martes en Turquía tenemos la oprtunidad de disuadir el mal sabor de boca. Vuelve la Copa de Europa de campeones. Hasta entonces toca trabajar y corregir errores. Buena noticia para acabar: el Madrid de Carlo sigue, tras 13 partidos, imbatido.
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