martes, 20 de agosto de 2013

Pero claro, ojalá eso fuera tan fácil.

Habiendo partido ya la fuente y razón de todos los males habidos y por haber a tierras británicas; habiéndose marchado el torturador, el maltratador del señorío, avivador del antimadridismo más reacio, a su amado Chelsea, la paz más pura y anhelada por muchos estaba lista para instaurarse en Chamartín como antaño.

Y así lo proclamaba la prensa deportiva española, llenándose la boca y las páginas con los últimos palos al diablo portugués en lo que parecía una fiesta de artículos e informaciones esperanzadoras para el nuevo proyecto. Ancelotti llegaba bajo el apelativo de "El Pacificador". Todo en orden de nuevo. A los emblemas del club, ni tocarlos. La meritocracia, ese término molesto para algunos, y también para ciertos amigos de algunos, parecía desvanecerse dejando paso al viejo régimen: los galones, la experiencia y los títulos conseguidos en la Real Selección Sagrada Nacional eran el pase más viable y directo a una merecida titularidad.

Sin embargo, de repente y de la nada, duro revés en el primer partido oficial del Real Madrid en su estadio. El Pacificador ha necesitado un partido oficial para enervar a una prensa que ha quedado ya de por sí trastocada. Primera suplencia sonora para Íker Casillas. Diego López de inicio. Durante la pretemporada hemos visto a todos los porteros disputar minutos. Partiendo de una igualdad "sin vicios ni cuentas pendientes, debería alinear a Íker por galones", he leído. Pues no, amigos periodistas. Esto hay que ganárselo. Relajación 0. Máxima entrega en cada entrenamiento. Sudar la camiseta por la titularidad. Seas quien seas. Hayas ganado lo que hayas ganado. Vamos a hacer las cosas bien desde el principio.

La apática pose durante el calentamiento en el medio del campo del capitán tras saber de su suplencia en el encuentro frente al Betis (no debido, como se decía por parte de sus defensores más acérrimos, a evitar posibles lesiones)  ha avivado nuevamente las tertulias deportivas con fuerza. Muchos incondicionales comienzan ahora a dudar de su profesionalidad, mientras los que algún día le perdimos para siempre nos reafirmamos en la ausencia de la misma. Salieron ayer de nuevo unas filtraciones (palabra que cada vez que acompaña al nombre del portero tiene ya una connotación de por sí negativa) en las que el guardameta dejaba la puerta a una salida si las de la titularidad incuestionable se le cerraban. Flaco favor al "club de sus amores", sin mencionar a su nuevo entrenador, de quien ahora leemos que es un títere a quien le ordenan desde arriba dejar al Santo fuera del 11 titular.

Personalmente, si un jugador no quiere defender la camiseta del mejor equipo del mundo no debe seguir un minuto más. Abiertas tiene si así lo desea las puertas de par en par. Que paguen un precio justo y adiós. Tanta paz lleves como dejas. Pero claro, ojalá eso fuera tan fácil.

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